miércoles, marzo 07, 2007

Simbolos:.


Recuerdo que caminaba bajo el potente sol de Maracaibo, las calles me resultaban muy familiar. No estaba sola, me acompagnaba una nigna como de seis agnitos, que debia de ser mi hija porque se parecia mucho a mi cuando tenia esa edad...!

Entonces en una esquina cruzamos a la calle de la que era la quinta de mi familia... Caminabamos hacia aquella casa, "Villa Blanca" pero la calle estaba muy cambiada. A medida que nos acercabamos habia mas verde y mas flores. Las aceras tenian una fila de frondosos arboles que filtraban la luz,.. Era una luz muy calida y bella, como la de otogno. La nigna jugaba entre los jardines de las aceras, saltaba las piedritas y bailaba con las mariposas. Pude ver unas plantas preciosas camino a "Villa Blanca".

Llegamos a la casa, que tenia muchas plantas y arboles, tambien animales. Uno de mis caballos se acerco y nos dijo a la nigna y a mi
que tanto el como el resto de los animales estaban a punto de morir de hambre. QUe la servidumbre se habia marchado y que yo no me habia percatado de que ya no habia quien los alimentara. El estado del caballo era deplorable. Estaba super flaco, apenas se podia sostener en pie y tambien estaba triste.

Entramos en la casa y pasamos con urgencia a la cocina para atracar la nevera y poder resolver el problema. Mi madre sentada en la cocina nos acompagnaba. De la nevera sacamos todo cuanto pudimos entre la nigna y yo, mangos gigantes, remolachas, manzanas, etc... Nos acercamos corriendo al ventanal de la sala con los brazos llenos de frutas y legumbres. No me percate de quienes mas estaban ahi con el apuro de asistir a los animales. Parada frente a la reja del patio, Tito a mi derecha me dio la llave para abrirla. La llave tenia una cinta roja. La introduje y abri la reja...

Ahi estaba de primero el caballo, Tito me paso una manga preciosa y comece a darle de comer... Recorde entonces que habiamos dejado las zanahorias y le pedi a la nigna que las trajera.

Mientras el caballo comia de mi mano poco a poco, comence a escuchar los ruidos de mi entorno que lentamente me fueron despertando con aquella imagen en mi mente.

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